miércoles, 25 de mayo de 2016

Sex Art

Suspiros.
Fantasías.
El olor de su pelo.
El roce de su piel y la mía.
La intensidad de su mirada cuando me mira.
El calor aumentando por momentos en la habitación.
El mundo y el infinito desapareciendo a nuestro alrededor.
Unas caricias levantando mi camiseta. Mi cuerpo mostrándose desnudo ante el suyo. Algunos susurros anticipando la jugada y el incienso flotando por toda la habitación. El clima ya estaba creado, sólo faltaba jugar.

Mis labios cayeron rendidos al amor, como tantas veces antes, como tantas otras después. Y ese abrazo... ese que nos fundía en uno sólo, donde nadie podría separarnos. Donde nada podría separarnos.

No soy un chico romántico, nunca lo fui. No obstante, incluso el corazón más frío es capaz de amar con fuerza. Y así nos queríamos, con fuerza. Con fuerza nos gritábamos en silencio a base de mirada contra mirada, de cuerpo contra cuerpo, de caricias, de besos, de mordiscos en el cuello y más besos; de giros imprevistos, de una danza oculta pero manifiesta al deseo. Así nos queríamos, creando arte frente al espejo. Agarrando pasionalmente las sábanas y ahogando en la almohada los gemidos más fieros.

La música se diluía por entre las paredes y daba lugar a intermitentes silencios en los que sólo nuestros jadeos perturbaban el espacio. Su placer era mío y suyos eran mis delirios. Nuestro encuentro se hacía por momentos más animal, más primitivo, aunque no dejaba de ser tan bello, tan humano, tan nuestro, tan intenso, tan elevado y a la vez tan carnal.

Comenzaron pues nuestros cuerpos a colisionar violentamente en un estallido de sexo desenfrenado. El arte siguió siendo arte, aún más que antes. Se desbocaron los gemidos, nos humedecimos mutuamente en placer del puro sexo, del suyo contra el mío.
La cama acogió nuestro sueño, vencidos. Nuestros sueños nos acogieron a nosotros, vencidos.
Yo te acogí a ti sobre mi pecho, vencido.
Y amado.


Todo sea en pro del placer.

Todo sea en pro de la esencia de ser tan humanos.
Todo sea en pro del presente.
Y de lo que vendrá, de lo que seremos, de lo que alguna vez fuimos.
Todo sea en pro de lo que alguna vez gozamos, y gozaremos.
Y de tu cabeza sobre mi pecho, y de las sábanas revueltas, y del olor del incienso.

Todo sea en pro de la fantasía.
Todo sea en pro del sueño.



               Leo Sarmed. 2016.
                Relato dedicado a @Burgundoforo, por su forma de apreciar el arte.

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